jueves, 17 de enero de 2008

Creciendo con el Déficit Atencional (ADD)


*Lic. en Psicopedagogía Sarah Rofman

*Lic. en Psicopedagogía Marta Valín Arias

*Lic. en Psicopedagogía Beatriz Elpiner


Estos son algunos testimonios usuales de madres de personas con Déficit Atencional:“Todas las madres tenían genialidades para contar de su hijo, yo sólo decía que era muy buenito”. “Tenía miedo que fuera débil mental y no me tentaba estimularlo, como a los otros hijos”.“Mi hijo hace tantas travesuras que cuando me cita la maestra me imagino lo peor”...


El ADD puede ser considerado una patología cuando está comprometido el funcionamiento neurológico o puede ser también, una manifestación de otros conflictos, que se muestran en un tipo de personalidad, una forma de actuar. Sea cual fuere el origen del ADD, las personas que lo padecen, tienen una manera no convencional de actuar y pensar que muchas veces no concuerda con lo generalmente aceptado por las normas laborales, académicas y sociales




La Asociación Americana de Psiquiatría exige para diagnosticar el ADD que los síntomas que se han acordado, deben aparecer antes de los 7 años, pero levantando una anamnesis detallada de la historia de vida del chico, estos se remontan hasta el nacimiento del mismo.
Cuando son bebés suelen presentar dificultades de sueño, de alimentación y de llanto inmotivado. En las entrevistas con los padres éstos se quejan, que desde el comienzo, el niño dormía poco, con sueño entrecortado, que lloraba insistentemente, razón por la cual ellos perdían la paciencia, estaban agotados debido a que tenían que ir a trabajar sin dormir lo suficiente.
En cuanto a la alimentación, los padres relatan dificultades en el paso del pecho materno al biberón, porque no aceptaban el cambio. También refieren otros inconvenientes como la extensión del uso del biberón hasta los 5 años por el mismo motivo, estableciendo hábitos difíciles de remover. Se crea un círculo vicioso ya que los chicos perciben la ansiedad de los padres y no pueden ser contenidos, instalando un modelo vincular que permanecerá en el tiempo.
Los testimonios sobre los primeros pasos también tienen datos significativos, como pueden ser: “era muy arriesgado, se trepaba a los muebles y escaleras, tenía accidentes de diferente importancia como cortes en la barbilla o en la cabeza, fracturas, dedos apretados, quemaduras...”, etc., generalmente accidentes ocasionados por la no contención de la impulsividad.
Otro detalle que se destaca en las historias que traen los adultos es que vivieron al niño como “un pequeño dictador”, que por sus caprichos y berrinches tenía sometidos a su voluntad a los adultos que lo rodeaban.
En este mismo período, entre los 2 y 4 ó 5 años es relevante en las entrevistas la característica de no quedarse jugando un tiempo como lo hacen otros niños de su edad, o mirando televisión. Los padres lo describen como “el movimiento continuo” o “un torbellino”.
A partir de los 5 años, por lo general, “aprenden a pensar antes de actuar” y se sosiegan un poco, pero de igual modo siguen siendo más distraídos, más inquietos, más peleadores, más caprichosos, etc. que los parámetros para esa edad.
Muchas veces los padres no se han dado cuenta de esta dificultad, y lo describen como “un chico inquieto, muy juguetón” sin considerar el nivel de consciencia que en esa edad debe tener y se lo sigue tratando como a un bebé.
Estos comportamientos son relatados cuando los niños son hiperquinéticos, pero es muy diferente cuando el chico adolece del ADD sin hiperactividad. Ante estas situaciones lo más destacado es:
La tranquilidad del bebé.
Que había que despertarlo para comer.
Que estaba largos períodos de tiempo jugando con un chiche sin exigir atención.
Que los otros niños, aún pequeños, le quitaban las cosas o lo empujaban sin reacción evidente, etc.
Este tipo de niños con ADD desde los 2 ó 3 años demoran mucho en dar respuestas, lo que en algún momento hace pensar en la capacidad auditiva. Las maestras del jardín de infantes o preescolar reportan que:
No respondía a las consignas.
Que se aislaba del grupo.
Que trabajaba pero terminaba mucho después que la generalidad de los alumnos.
No participaba de los juegos colectivos.
Parecía aburrirse en la clase.
El ingreso a la escuela primaria cambia el nivel de exigencia y las dificultades del ADD se hacen evidentes. Por eso es que insistimos en que el docente y la escuela son los detectores privilegiados de esta problemática.
Los relatos de los chicos en tratamiento cuentan de las enormes dificultades por las que han pasado cuando iban a la escuela, entre las numerosas anécdotas hemos extraídos estas expresiones:
Nada parece salirles bien, pero nadie les dice como hacerlo.
Dudan de su capacidad.
No entienden por qué el tiempo no les alcanza.
Cuando ya terminan un trabajo con mucho esfuerzo se les mancha o arruina.
Se olvidan de llevar la tarea a la escuela, si es que la hicieron.
La maestra no les cree las explicaciones ante las faltas.
Todo les sale mal y sienten que nadie los quiere.
Sienten que se ensañan con ellos.
Sienten que no vale la pena el esfuerzo porque es improductivo y no consiguen nada.
Las maestras, los directivos y los padres no les creen que ellos hacen un esfuerzo para portarse mejor o para rendir más eficientemente, ellos tratan, prometen y no les sale. Entonces se abandonan al desinterés y a la falta de voluntad de mejorar. Terminan odiando aquello, llámese disciplina, cálculo, dictado, lectura, etc. que les ocasiona dificultades, que lo muestra como es. Entonces busca otros caminos de éxito. En el grupo puede hacer de payaso o de líder de la pandilla, buen deportista, bonita si es niña, en fin, trata de mostrar algo para hacerse notar, pero no siempre tiene la aceptación esperada y le queda el camino de la queja reiterada contra todo o de la trasgresión (drogas, anorexia, delincuencia), etc.
La falta de aprovechamiento de la escolaridad es una de las conductas más generalizadas. También puede darse un muy buen rendimiento en los primeros grados, con serios problemas de disciplina, pero este éxito se opaca cuando debe organizarse y dedicar tiempo para tener un rendimiento adecuado.
En la adolescencia recrudece la problemática del ADD a pesar de que algunos enfoques sostienen que hay que esperar la madurez para superar el problema. Nuestra experiencia nos muestra que son excepcionales los casos en que el ADD se supera con el paso del tiempo, por lo que hemos visto, la situación se agrava.
Los límites paternos, en esta etapa, se aflojan, las ofertas de actividades extra escolares y familiares se intensifican y los comportamientos hasta este momento tolerados se tornan insoportables, desmedidos y los adultos responsables de ellos se encuentran sin estrategias suficientes para actuar.
La escuela se vuelve un suplicio para todos, o porque no pueden, o no entienden, o porque no cumplen, o porque tienen serios problemas disciplinarios.
En la actividad social se mueven “como si tuvieran pilas recién cargadas”, no paran en todo el día, no están haciendo lo que uno espera que hagan, o por el contrario, están recluidos en la casa sin establecer contacto con los que los rodean. Se podrá decir que todos los adolescentes tienen conductas parecidas, es cierto, pero en los jóvenes con ADD esto es mucho más destacado.
Si la persona con ADD no ha estado en tratamiento, cuando llega a la adolescencia tardía y a la adultez, presenta dificultades para conseguir y mantenerse en un empleo, para tener una pareja estable, para mostrar conductas equilibradas, para cumplir con los compromisos contraídos, para no perder las herramientas de trabajo, para mantener un orden en sus pertenencias. Características tales como ser muy irascible, hablar sin control, timidez excesiva, suelen ser síntomas del ADD en la adultez.
Una de las formas que adquiere el ADD es el de oposicionista - desafiante, que hace tan difícil la convivencia. Los padres suelen describir esta conducta como “no sé de que se trata pero me opongo”, bastante común en la adolescencia, pero muy acentuada cuando se presenta acompañando al ADD.
* Miembros de F.A.D.I.P. (Fundación para la Asistencia, Docencia e Investigación Psicopedagógica) Buenos Aires- Argentina. E-mail:mailto:fadip@tutopia.com


via:buenasalud.com


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