jueves, 10 de enero de 2008

Vacunarlo es la mejor prevención

Es responsabilidad de los padres vacunar a sus hijos. Sin lugar a dudas, cuando un chico está vacunado está protegido de la mejor manera contra numerosas enfermedades peligrosas causadas por diferentes clases de microbios.
Si el niño ha sido vacunado, el sistema de inmunidad reconoce a los microbios, tiene listas sus defensas para combatirlos y genera anticuerpos para derrotarlos. En cambio, en el chico que no recibió su vacuna, el sistema de inmunidad no reconoce a los microbios, tiene que organizar sus defensas y fabricar los anticuerpos. Como este proceso tarda algunos días, mientras los prepara el pequeño se enferma. Recuerda, vacunar es amar a tu hijo previniéndolo de enfermedades peligrosas.
En la actualidad los niños disponen de una serie de vacunas que, administradas a muy temprana edad y con las correspondientes dosis de refuerzo, les garantizan una defensa eficaz frente a las enfermedades infecciosas de mayor difusión.

Conozcamos un poco más acerca de las vacunas
Durante el primer año será necesario aplicarle determinadas vacunas, pero ¿sabes cómo protegen a tu hijo? Muchas veces, cuando se padece una enfermedad infecciosa, se crea un estado de inmunidad que impide volver a padecerla. Esto se debe a los gérmenes que inducen en el organismo a la fabricación de unas sustancias llamadas anticuerpos, que en un próximo contacto con los mismos microorganismos los destruirán antes de que se desarrolle la enfermedad.
A esta inmunidad se le llama activa y suele ser para toda la vida. Otras veces estos anticuerpos provienen de otra fuente y no los fabrica el organismo. Es el caso del bebé, que recibe estas defensas a través de la placenta, durante la lactancia o bien cuando se inyecta un suero hiperinmune o una gammaglobulina especifica, rica en anticuerpos, de una enfermedad infecciosa concreta (tétanos, tos ferina, parotiditis).
El tipo de inmunidad que se genera de este modo dura solo unas semanas, después de las cuales el individuo vuelve a estar expuesto al padecimiento de la infección si se repite el contagio. Se trata de una inmunidad pasiva: el organismo recibe directamente los anticuerpos y no tiene que “esforzarse” en fabricarlos. Cuando estos anticuerpos se agotan la inmunidad desaparece. La finalidad de las vacunas es inducir al organismo, en el que se inoculan, a fabricar anticuerpos específicos, es decir se crea una inmunidad activa, que si no es definitiva, si es muy duradera.
¿Para que sirven?
Las vacunas o inmunizaciones tienen dos objetivos fundamentales: proteger contra las enfermedades infecciosas a nivel individual y colectivo y, a largo plazo, conseguir la erradicación de las enfermedades. Se considera que una enfermedad está eliminada cuando ha desaparecido de una comunidad, si bien se trata de una situación localizada en una zona, ya que persisten los riesgos de importación desde otras comunidades. Una enfermedad está erradicada cuando ha desaparecido toda posibilidad de contagio.
¿Cómo se preparan?
Las vacuna se pueden elaborar a partir de gérmenes atenuados o inactivos: microbios vivos a los que se les ha quitado su virulencia o poder infeccioso sin perder su capacidad de provocar respuesta inmunitaria, sometiéndolos a unas condiciones de vida inadecuadas para ellos, como exposición a temperaturas que alteran su mecanismo de reproducción o agentes químicos esterilizantes.
Reacciones
Las vacunas, en su mayoría, protegen de la enfermedad si se administran antes de la exposición a la misma, pero hay vacunas que protegen las dosis de refuerzo de la antitetánica. Las vacunas pueden provocar reacciones, la mayoría benignas, como fiebre, y malestar general y erupción al cabo de 2 a 7-10 días, dependiendo de la vacuna; inflamación de los ganglios regionales en el caso de la vacuna de la tuberculosis (BCG) y dolores articulares en la vacuna antirrubeola.
Además existen reacciones mas tempranas, locales, consistentes en el dolor e hinchazón en el punto de la inoculación. A veces las mamás, preocupadas, consultan sobre las reacciones de las vacunas, que generalmente se reducen a fiebre y malestar y los niños pueden llevar una vida normal.

Calendario de vacunación
Las vacunas incluidas en los calendarios de inmunizaciones varían según los países, pero no faltan las de difteria, tétanos, tos ferina, poliomielitis y sarampión.
Vacuna antihepatitis-B: Actualmente se administra siempre a los recién nacidos hijos de mamás seropositivas a este virus, así como a los adolescentes y otros individuos del grupo de riesgo.
Vacuna anti Haemophilus Influenzae B (HiB): También llamada “vacuna de la meningitis” por ser este germen responsable de un porcentaje importante de las mismas. Las causas de una meningitis pueden ser víricas y bacterianas. Las meningitis virósicas no son graves y, aunque su sintomatología pueda ser llamativa, la evolución, en general, es satisfactoria al cabo de una a dos semanas, sin dejar ningún tipo de secuelas. Las meningitis de origen bacteriano, entre ellas la provocada por el Haemophilus Influenzae B, son mucho más graves y exigen atención inmediata, porque la infección progresa rápidamente, poniendo en riesgo la vida del niño; esta bacteria también es la causa de la epiglotitis, que puede ser mortal. La seguridad y eficacia de esta vacuna son altas.
Vacuna antivaricela: Vacuna de virus vivos atenuados que se recomienda a niños que padecen leucemia en fase de remisión, inmunodeficiencias, etcétera.
Vacuna antigripal: Indicada en casos especiales como asma grave, cardiopatía, inmunodeficiencia, etc.
Existen más vacunas pero se utilizan menos y se reservan para momentos epidémicos o viajes a países donde la enfermedad tiene carácter endémico y otras con indicaciones concretas.
El padecimiento de una enfermedad infecciosa induce, en general, a la fabricación, por parte del organismo infectado de unas sustancias llamadas anticuerpos, que ante un nuevo contagio por el mismo germen lo destruyen antes de desencadenar la enfermedad. Se trata de una INMUNIDAD activa y muchas veces, definitiva.
La entrada de estos anticuerpos al organismo del niño, sea a través de la sangre de la madre durante el embarazo, a través de la leche materna o mediante la inyección de gammaglobulinas especificas, confiere una INMUNIDAD pasiva (los anticuerpos no son fabricados por el propio organismo) y, en general, transitoria, de unas semanas de duración.
La administración de las vacunas provoca, como en el primer caso, la fabricación de anticuerpos por parte del organismo del niño, con lo que la INMUNIDAD que confieren es activa y, aunque no siempre es definitiva, si es muy duradera.

Plan de vacunación de niños vigente en la República Argentina
Consulta a tu pediatra sobre el plan de vacunación vigente en tu país

Esta es la cartilla de vacunación recomendada, en la que se registran las vacunas que cada niño haya recibido. Ayuda a los papás a conocer el esquema de vacunación de sus hijos, y permite al pediatra o al personal respectivo , identificar las dosis que faltan aplicar. Es muy importante que guardes este valioso documento y que en las revisiones de tu hijo la lleves contigo para llevar un registro exacto de las vacunas aplicadas y las que le faltan.



Desarrollo de la personalidad durante su primer año

Durante el primer año de vida, el niño, biológicamente indefenso para satisfacer sus propias necesidades, depende en un todo de su madre. Se crea así una díada madre-hijo, un vínculo que llamaremos simbólico, en tanto que la desaparición de uno de sus elementos implica la muerte del otro. Por supuesto, nos referimos a la madre no como persona real, sino a la función materna, que podrá ser suplida por otra persona que la pueda desempeñar.
Es de gran importancia el estado emocional de la madre, que estará dado por una cantidad de factores: su deseo previo de tener ese bebé, el vínculo con su pareja, su sexualidad. Tener un bebé es algo sumamente gratificante, pero también representa una gran exigencia. Requiere de la madre todo un aprendizaje destinado a interpretar a un ser que no se expresa verbalmente sino sólo a través del llanto, en los primeros momentos. La madre tendrá que aprender lentamente a decodificar ese lenguaje sin palabras: (¿llora por hambre?, ¿por sueño?), con la consecuente angustia que conlleva no entender.Hasta que el ritmo del sueño se instala, la demanda del bebé exige una gran disponibilidad: la renuncia al propio descanso, al propio ritmo de vida, y en esto se ve incluida toda una familia. El padre y los hermanos, si los haya, deberán crear un lugar para el recién llegado, quien, en un comienzo pide más de lo que da. Entonces podrán aparecer conflictos en la pareja, celos en los hermanos, elementos que se agregan creando una situación única, nueva y, como tal, desconocida.
Estas situaciones pueden reflejarse en trastornos en la relación madre-hijo. La ansiedad puede manifestarse en dificultad para el amamantamiento (falta de leche), irritabilidad, insomnio, anorexia (falta de apetito), por parte de la madre, y trastornos de] sueño o llanto excesivo, por parte del bebé. La inexperiencia de la madre también puede contribuir como factor ansiógeno (que produce ansiedad).La consulta con el pediatra de cabecera, contribuirá a aclarar dudas y disipar temores. Además, después del parto, la madre se encuentra en un momento muy especial. Luego de nueve meses de espera se enfrenta con un nuevo ser.En el puerperio se pueden presentar sentimientos depresivos, que son normales y desaparecen espontáneamente. Estos sentimientos, que reflejan el paso a una nueva situación, merecerán la consulta especializada si fueran muy intensos o si se prolongaran en el tiempo.

Comienza la interacción social

De esta primera situación que podríamos calificar de anárquica, gradualmente, lentamente, se pasa a la organización. La madre se afianza en su rol, la familia adquiere un nuevo equilibrio y el bebé va alcanzando pautas madurativas que lo conectan de otra manera con el mundo exterior.Aproximadamente hasta los dos meses sólo se observan en el bebé fenómenos de descarga frente al displacer. Lo contrario es la quietud. Es decir que el recién nacido sólo reconoce la mamadera o el pecho materno cuando tiene hambre y se le introducen en la boca.Luego del tercer mes y hasta los seis, sus reacciones se modifican, y se hacen muy particulares y específicas. Aparece entonces la llamada sonrisa social: el bebé reacciona sonriendo ante la cara del adulto, que puede ser, una persona u otra o incluso una máscara con ojos, nariz y frente, siempre que sea móvil. Sin embargo, el rostro de la madre tendrá una peculiar importancia. Aquí aparece un yo muy rudimentario y éste es el momento del pasaje de una total pasividad a cierto grado de actividad.Hemos hablado del yo y creemos conveniente aclarar este concepto. Podemos identificarlo con lo consciente en tanto representa la Percepción externa, interna y el proceso intelectual.El recién nacido no posee este yo, sino, que se irá desarrollando en forma gradual. Es la madre quien se encarga de realizar las funciones del yo infantil. Pasado el tercer mes el niño manifiesta su disgusto cuando el acompañante lo abandona, pero no cuando se le quita un objeto.Hacia los seis meses, se mostrará angustiado cuando se le quita un juguete. Entre los seis y los ocho meses distingue entre conocidos y extraños.

Aparecen los objetos

Hemos introducido un nuevo concepto: el de la angustia. Desde estos fenómenos, que son de observación cotidiana en un bebé, podemos relacionarla con la formación de] objeto.Distinguimos así la angustia de las simples reacciones a estímulos. La angustia se experimenta en el yo, pero éste no existe en el momento de nacer. En ese momento, los estados de tensión fisiológica responden a mecanismos de descarga neuromuscular, caracterizados por un desborde de tensión. Se percibe el objeto en función de las necesidades internas.
Este período se caracteriza por una carencia de objeto. Luego sigue un período de transición caracterizado por la aparición de funciones objétales (el objeto puede carecer de rostros, según explicamos antes).Debemos aclarar que el término "objeto" está usado en su significado psicológico, es decir que abarca todo lo ajeno al sujeto (al yo), comprende otros individuos y cosas.Sólo en el tercer trimestre aparecerán los auténticos objetos. En efecto, por esa época el niño se angustia cuando se acerca una persona extraña: es la típica angustia del octavo mes. Cuando la madre lo deja momentáneamente, expresa su disgusto, ya que la madre está totalmente identificada.
Seguramente, la reacción de angustia frente a un extraño se debe a que no se satisface el deseo de ver a su madre. Compara la cara de una persona extraña con la materna, la encuentra diferente y por eso la rechaza. Aquí tenemos una nueva función del yo que va unida al juicio. El niño entabla relaciones objétales, en el sentido literal de la palabra.Pasado el octavo mes el niño toma los objetos a través de los barrotes de la cuna, mientras que hasta ese momento sólo tomaba lo que tenía al alcance de la mano. Aparece también la capacidad de elegir entre las cosas y valerse de ellas como útiles.Entre los ocho y los diez meses comienza a imitar y a balbucear, todo ello basado en la relación afectiva con su madre.En términos de la formación del yo existe otra concomitante, que llamaremos de evolución instintiva, en relación con la aparición de los objetos. Se trata de un concepto extraído del psicoanálisis, doctrina y método terapéutico basados en la obra de Freud. El psicoanálisis valora la importancia del inconsciente y especialmente de los instintos, en el funcionamiento de la psique. Existen los instintos del yo, que responden a las necesidades y funciones indispensables para la conservación individual (el hambre, por ejemplo) y los instintos sexuales, productores de satisfacción. Estos últimos se van complejizando a medida que el niño crece.Desde esta perspectiva podemos hablar de la llamada fase oral, durante el primer año de vida. Esta fase corresponde al placer del niño por excitación de la cavidad bucal y los labios, que se produce al ingerir el alimento.En esta fase pueden distinguirse dos etapas: una, en la que el niño busca el placer de succionar y otra, posterior a la aparición de los dientes, en la que sólo desea morder los objetos.No podemos decir que luego de este primer año la fase oral desaparece. La boca adquiere el valor de zona erógena, es decir, productora de placer o displacer, sobre la que se irán inscribiendo infinita multiplicidad de nuevas experiencias.Como vemos, en el primer año de vida se gestan las matrices sobre las que luego se asentarán muchas de las pautas emocionales, sociales y de personalidad del ser humano. Seguramente, sus hábitos alimentarlos tendrán que ver con las primeras experiencias. Su facultad de relacionarse con los otros se apoyará en estos primeros contactos.Estos procesos tienen características dinámicas, es decir que si en los primeros tiempos hubo experiencias traumáticas, su repercusión posterior, dependerá de su intensidad. Es inevitable que existan momentos de frustración para el bebé.La adquisición del lenguaje y de la marcha serán los dos grandes acontecimientos que marcarán el final de este primer año de vida.

domingo, 6 de enero de 2008

El primer año de tu bebe dividido en etapas para tu ayuda

  • 1º TRIMESTRE DE VIDA

El desarrollo del bebé desde que nace hasta los tres meses

Al principio nuestro rol de madre puede parecer frustrante, pero no te olvides que lo que más necesita el bebé en sus primeros días es tu calor y sobre todo tu amor. En sus primeras semanas comienza a reconocer el ambiente y a comunicarse con quienes lo cuidan.

Primer mes
Al paso de los primeros días nuestro bebé cambia constantemente. Verás que controla más el movimiento de sus ojos y llega a fijar su mirada. Es normal que tienda al estrabismo, ya que todavía no puede focalizar, pero de a poco llega a seguir con la vista un objeto hasta desaparecer de su campo visual. También puede llegar a responder a determinadas órdenes, está más activo y demuestra sus estados de ánimo. De a poco nos iremos enterando de su temperamento.
La estimulación
Si bien al principio sus reacciones son todas instintivas y gobernadas por reflejos, podemos empezar a estimularlo delicadamente despertando su sensibilidad. El momento más oportuno es cuando le das el pecho, ya que todos sus sentidos se encuentran estimulados: vista, gusto, olfato y tacto.
También le gusta que le hablen y le canten cuando se encuentra tranquilo en su cuna, sobre todo le gusta oírla a su mamá. Puedes mostrarle un juguete que se desplace sobre él para que lo siga con la vista o colocarle un móvil con música para que escuche y siga a los muñequitos. De seguro en su primer mes podrás ver su primera sonrisa, un momento que de seguro no olvidarás.
El llanto, su medio de comunicación
La única forma y lenguaje que poseen los bebés para comunicarse con su entorno es mediante el llanto .
Hasta que aprendan a hablar, con el expresarán todos sus sentimientos: si tiene hambre, sed, sueño, si está sucio, tiene cólicos o simplemente se sienten abandonados.
Si bien al principio nos llenará de angustia y frustración, esta es su única forma de hacernos saber que hay algo que no está bien, y de a poco lograremos entenderlo.



Segundo mes
Da muestras de placer (antes solo manifestaba malestar). Llega a dormir unas siete horas seguidas, y antes del tercer mes dormirá un poco más. Los bebés no conocen la diferencia entre el día y la noche, por lo que tienden a dormir más en las horas diurnas que nocturnas. Para solucionarlo, simplemente intenta que no duerma más de cuatro horas seguidas durante el día, despertándolo suavemente. De esta manera podrás cambiarle el ritmo para que por la noche logre un sueño más prolongado.
Sentidos más desarrollados

Si bien sus movimientos no son tan coordinados, sí son más armoniosos. Coordina más sus sentidos como mover la vista al oír un sonido que le llame la atención, o comienza a succionar al ver el pecho de su mamá. Su mirada se desarrolla al punto de seguir un objeto en forma horizontal y luego vertical, para más adelante no sacarle la vista de encima al moverlo en forma circular. También emite soniditos como respuesta a estímulos auditivos.
Todo pasa por succionar
Su principal consuelo sigue siendo chupar. Puede llevarse la mano a la boca, lo cual hace por instinto y debes dejarlo así ya que en esta etapa es normal y a diferencia de lo que puedes pensar no le traerá problemas futuros (no así el caso del chupete o el dedo pasados los dos años).
También puedes pasearlo mostrándole diversos ambientes de tu casa, estimulándolo con nuevos lugares. Es importante que el papá disfrute de su hijo y encuentre un momento para estar todos en familia. Esto generará su integración en la relación que hasta ahora era solo madre-hijo



Tercer mes
Se va desarrollando su personalidad gracias a su ambiente familiar y características hereditarias de su temperamento. Puede mantener su cabecita erguida por mayor tiempo. Logra levantar sus hombritos al estar boca abajo gracias a que ha desarrollado más su tono muscular. Antes del cuarto mes ya podrá girar su cabeza para seguir determinados objetos o mirar a su alrededor.
Para esta etapa ya puede también mover sus brazos a voluntad y estirarlos hacia adelante y tomar objetos. Coordina más la succión y la vista, probando con la boca todo aquello que se les cruce por el camino. Es por ello que los juguetes deben ser para la edad indicada, ya que de otra manera se podrían desprender pequeñas piezas y tragárselas. Sus movimientos poco a poco van siendo más suaves y precisos.
Al dormir, en su cuna
Al momento de dormir, procura que su cuna sea segura y en un lugar que posea buena ventilación. Si para el tercer mes todavía duerme en el cuarto de papá y mamá, ya puedes cambiarlo a su dormitorio. Él se acostumbrará así a que siempre los tendrá cerca cuando los necesite y que puede dormir sin necesidad de su compañía.
Necesita más estímulos
Para el tercer mes, el bebé necesita mucho más de la compañía de las personas, ya que se estimulará y aprenderá nuevas formas de comunicarse con su entorno, agregando al llanto, la muecas y el movimiento de los ojos, también su voz.
Ahora es momento de brindarle mayor estímulo sensorial como cantarle, hablarle, hacerle escuchar sonidos, música, objetos para tocar. Pero sobre todo querrá más mimos y caricias. En esta etapa puede distinguir no solo objetos de colores más brillantes, sino las distintas texturas al desarrollar su percepción táctil. Es así que un muñeco de peluche ya no será igual que otro de goma, uno liso de otro rugoso, etc.

  • 2º TRIMESTRE DE VIDA

El desarrollo del bebé de los cuatro a los seis meses

En este tiempo nuestro hijo adquiere no solo fuerza, sino también mucha habilidad. Es capaz de levantar la cabeza, patalear, girar sobre sí mismo, aferrarse a nuestras manos y hacer ejercicios diferentes. El sexto mes, además, representa el inicio del destete.
Poco a poco, nuestro hijo logra agarrarse las rodillas y los pies con sus manos. Cuando está acostado de espaldas, realiza movimientos parecidos a los de un nadador. Esto sucede porque se está preparando para aprender a gatear. Los ritmos de sueño son más regulares.
El niño duerme de diez a once horas cada noche. Duerme dos o tres siestas durante el día.
Aunque a su manera, ya es capaz de dialogar con su mamá y cada vez con más frecuencia, observa todo lo que sucede a su alrededor.
Nuestro hijo crece normalmente. Ya sabe “contestarnos”, a su manera (con balbuceos, risas, llanto, etc.), y nos “habla” riéndose placidamente. Nosotros también lo comprendemos perfectamente. Nos parece que ha pasado poco tiempo desde que nació. Hace tres meses que ya esta en la casa y ya es un integrante más del núcleo familiar. Los abuelos, los tíos y los amigos ya lo conocen bien y él da muestras de agradecimiento a todos.
Es sociable, por lo menos por el momento, aunque todo su mundo es su mamá: el pecho que le ofrece, los cariños que le prodiga mientras lo cambia o los lindos momentos del baño que tanto le gustan. El segundo trimestre del bebé representa un período que puede considerarse feliz. Si nuestro hijo ya se acostumbró a nuestro ritmo, o nosotros nos hemos acostumbrado al suyo, todos comenzaremos a disfrutar de los frutos de un conocimiento que ha sido difícil y laborioso pero muy importante. En todo este tiempo, nuestro hijo también ha adquirido mucha fuerza.
Es capaz de levantar enérgicamente la cabeza cuando esta acostado boca abajo; también patalea con fuerza. Ahora, duerme un poco menos que antes. Suele entretenerse mirando lo que ocurre a su alrededor, girando la cabeza a ambos lados con gran facilidad. Durante esta etapa de grandes progresos, podemos contemplarlo con más tranquilidad y aprender con menos angustia lo que significa su llanto, al que ahora se añaden otras señales nada sencillas.
Hacia el final de este segundo trimestre, tendremos la agradable sorpresa de apreciar cómo es capaz de permanecer sentado, incluso sin apoyo. También juega con todo su cuerpo, aunque su parte preferida son las manos. Se mete en la boca todo lo que esté a su alcance. Después de este trimestre, nos espera una importante tarea: la introducción de nuevos alimentos, además de la leche materna. Nuestro hijo probara las primeras frutas (banana, manzana, naranja) y los cereales (sin gluten) y empezara a familiarizarse con la cucharita. No hay que olvidar que todo este proceso debe desarrollarse con mucha paciencia.

Cuarto mes
Hacia el final del cuarto mes, nuestro bebé comienza a distinguir perfectamente los colores. Enfoca con facilidad a diferentes distancias, aunque prefiere mirar los objetos o las personas que se encuentran a un metro aproximadamente. Logra seguir con facilidad los desplazamientos de una persona o de una cosa en la habitación. Los movimientos de los ojos son menos bruscos. También controla mas la coordinación del movimiento manos-ojos. Sus manos, además de estar abiertas, se mueven en la dirección que desea. Nuestro hijo responde al escuchar el sonido de una voz. Si lo llamamos por su nombre, pronto aprenderá a contestar. Disfruta emitiendo determinados sonidos. Sus incomprensibles balbuceos se transforman en sílabas, carcajadas o pequeños gritos. Si le hacemos cosquillas, ríe con fuerza.
Un carácter propio
Nuestro hijo demuestra abiertamente quien le agrada, sonríe a los miembros de la familia o a otras personas que conoce y que le simpatizan. En el caso de que tengamos otros hijos, es aconsejable que los involucremos en el crecimiento del hermano. Debemos permitir que levanten a su hermanito (con mucho cuidado, naturalmente). También hay que animarlos a que mantengan una buena relación con el recién llegado e involucrarlos en los cuidados que requiere, como bañarlo o vestirlo, aunque sin insistir si se resisten. Durante este periodo, nuestro hijo se ha convertido en el protagonista. Si es un niño abierto, no debemos animarlo demasiado a la hora de ir a la cama. Un público que lo ve con admiración puede excitarlo hasta el punto de no dejarlo dormir.



Quinto mes
Se trata de una fase de transición. Durante la misma, a su apego por las cosas acostumbradas se une el deseo de hacer sorprendentes descubrimientos. Manteniendo las extremidades extendidas hacia adelante, es capaz de alzar la cabeza y arquear la espalda. A fines del quinto mes, posiblemente podamos contemplarlo colocando las piernas debajo del abdomen, como si pretendiera caminar a rastras. Para él, cada día representa una conquista. Siempre se despierta antes que el resto de la familia. Cuando se duerma debemos poner en la cuna su juguete preferido; puede que a la mañana se decida a jugar con él, aunque nosotros no estemos.
Otros pasatiempos
Sus gorjeos son más frecuentes. Une las vocales con las consonantes; “da” se transforma en “dada”, cosa que lo entusiasma. También disfruta escuchándonos. Hay que hablarle y repetirle los nombres de las cosas. Los paseos le encantan. Son muchas las cosas que aún puede descubrir. Sabe como jugar solo, por eso debemos cambiarle con frecuencia los juguetes.



Sexto mes
Durante el sexto mes, es probable que nuestro hijo empiece a arrastrarse por el suelo.
Un equilibrio bastante precario
Hacia finales del sexto mes, algunos bebés logran permanecer sentados con un apoyo detrás de la espalda. Otros se balancean, lo que significa que no están preparados para adoptar la posición erguida. Mientras permanece acostado boca arriba o boca abajo, toma confianza en su cuerpo. Sus manos siempre han constituido un gran centro de interés, pero ahora juega con sus pies.
Cualquier objeto se transforma en un juguete para él: el collar de mamá o una cajita, además de sus propios juguetes. Cuando el bebé permanece despierto, todavía sigue haciendo algunos gorjeos, aunque su forma principal de expresarse sigue siendo limitada. La hora de comer es una ocasión ideal para jugar. Para el bebé no es suficiente experimentar solo con la boca. Quiere tocar, manipular, aplastar y desmenuzar. De este modo, practica la movilidad de sus dedos.
Manifiesta sus sentimientos
En estos meses el humor de nuestro hijo cambia muy seguido. Puede llorar por cualquier tontería o dejar de hacerlo, si se distrae. No nos puede seguir por la casa, pero tiene plena conciencia de nuestra presencia porque reconoce los ruidos que hacemos. También intentará llamar nuestra atención, aunque a su manera. Es importante responder a estas llamadas debido a que esto representa el primer paso para enseñarle a comunicarse con los demás. Es el momento en el que desea saber más cosas acerca de mamá y la toca por todas partes: le agarra el cabello o las orejas.
Mamá se transforma en su juguete preferido. Le sigue gustando estar con otras personas pero ahora no le sonríe a todas. Escoge a aquellos con quien quiere estar y si estos se alejan se pone a llorar. Es posible que a algunos bebés les guste que los lancen por los aires. Sin embargo, como no todos son iguales, no es aconsejable obligarlos a semejantes juegos. En especial si manifiestan miedo.
Estar en compañía de nuestro hijo es muy divertido y gratificante ya que ahora podemos interactuar con él y obtener una respuesta.
Nuestro hijo empieza a gatear
Cerca del sexto mes, es normal que el bebé empiece a arrastrarse con el abdomen por el suelo, aunque puede adoptar otras técnicas.



  • 3º TRIMESTRE DE VIDA

El desarrollo del bebé de los siete a los nueve meses

Durante este trimestre, el bebé empieza a gatear, le pueden salir sus primeros dientes y, hacia el fin del noveno mes, algunos dan sus primeros pasos.
Del séptimo mes en adelante, el bebé pone en práctica todo lo que ha aprendido durante los meses anteriores. No sólo demuestra un progreso en sus movimientos, sino también a nivel intelectual. También son importantes los avances alcanzados en el desarrollo de su pensamiento y de su lenguaje. El pequeño toma parte con mucho entusiasmo en los juegos colectivos y participa seriamente en la vida familiar.
Durante esta época, se inicia el tan largo e importante periodo de la curiosidad: el pequeño asimila todo lo que ha examinado, repitiéndolo luego con los mismos gestos. Es tremendamente emprendedor, y carece por completo de sentido del riesgo. Toca y abre todo, golpea lo que tiene al alcance de la mano, lo mastica, lanza cualquier objeto. Si le imponemos límites, se ofende. Su enojo lo expresa mediante gritos o llantos. Alrededor del noveno mes de vida, la curiosidad de nuestro hijo se acrecienta. Si somos maniáticos del orden, sería mejor que nos resignemos.
Lo contrario supondría sostener una lucha con él que está perdida de antemano. Durante este tercer trimestre, el bebé no está solamente ocupado en crecer; también esta comprometido en una de las experiencias más importantes de este periodo: el conocimiento de los sabores de los alimentos que le ira proponiendo el destete gradual. Poco a poco, además del pecho llegará la cucharita. Durante estos tres meses, el pequeño comienza a gatear. También le salen los primeros dientes. Y finalizado este trimestre, ocurrirá algo sorprendente: intentará dar sus primeros pasos. ¿Y su salud? ¿Qué trastornos caracterizan estos intensos meses, tan ricos en experiencias? Estos pequeños trastornos, que analizaremos, a menudo proporcionan grandes sustos a los nuevos papás.
Durante este trimestre, se completa el destete y algunos bebés logran ponerse de pie si les ofrecemos un apoyo. La casa se convierte en un campo de batalla. Todo lo que esté al alcance de la mano del bebé está en peligro.
Es el momento de las grandes curiosidades, en su mayoría relacionadas con el miedo. El bebé desea descubrir otras habitaciones de la casa, pero teme alejarse de nuestro lado. Podemos ayudarlo haciendo que note nuestra presencia. También es el periodo de los primeros dientes y, además del querido sabor de la leche, empezará a probar nuevos alimentos.

Séptimo mes
Muchos niños de siete meses ya gatean y exploran a su alrededor. Nuestro hijo logra levantarse si se apoya en algo y comenzará a tambalearse hacia adelante y hacia atrás. Después de un tiempo también logrará dar su primer paso. Sin embargo, debemos tener en cuenta que no todos los niños aprenden igual. Puede darse el caso que el niño de su primer paso hacia un costado o hacia atrás, aunque no tardará en corregir su dirección. Otros prefieren permanecer sentados o arrastrar la cola por el suelo para después pasar directamente de esta fase a la posición erguida. Es una etapa en que no están quietos ni un momento.
Su juguete preferido
Sus juguetes preferidos son todos los que se mueven, aunque sigue adorando a su querido peluche y a su querida mamá. Su mamá ha sido su primer juguete y sigue siendo la protagonista de todos sus juegos.
Tocar, una gran pasión
El bebé empieza a agarrar las cosas de maneras más sofisticadas. No emplea solo la mano, sino también los dedos. Las manos comienzan a serle tremendamente útiles. Utiliza ambas indistintamente. Si nuestro hijo es zurdo, debemos tranquilizarnos. Es algo normal. La clave es dejar que sea él quien elija aquello que más le gusta sin forzarlo.


Octavo mes
Alrededor de los ocho meses, pueden cambiar los horarios del sueño y las costumbres en las comidas. Muchos bebés se niegan a que sigamos dándoles la comida. Quieren comer solos con las manos. Pero, cuando empiezan a salirles los dientes, suelen perder por completo el interés por la comida, tardando horas en comer. No existen consejos especiales para salir al paso de esta situación. Lo único que podemos hacer es mantener la tranquilidad.
No debemos obligarlo a comer. Puede que algunos niños aún duerman dos siestas durante el día hasta los catorce o quince meses, pero lo más normal es que a esta edad casi todos los pequeños solo hagan una pequeña siesta diaria.
Un poco de firmeza
Ya tiene edad de comprender un poco de firmeza. Puede que se haga el caprichoso antes de acostarse, pero no debemos permitirle que se canse demasiado. Un gran cansancio puede producir insomnio. Nuestro hijo depende por completo de nosotras. Por eso, a partir de este momento, es aconsejable marcarle unos horarios que debemos mantener durante bastante tiempo. Aunque sus berrinches hagan pensar lo contrario, nuestra firmeza y nuestras tentativas para calmar su excitación le darán seguridad y harás que se sienta feliz.
Se prepara para hablar
El niño puede señalarnos lo que desea o seguir con la mirada lo que le indicamos. También es capaz de distinguir un objeto interesante entre otros, por lo que resultará oportuno esconder los objetos que no podamos darle. Repite con frecuencia silabas que ha oído. Muchas de sus palabras, que para nosotros no tienen ningún significado, representan lo que nos ha oído pronunciar, solo que aún no puede hacerlo de forma correcta.



Noveno mes
Quiere “correr” por la casa, quiere tocar todo. En estos momentos, es indispensable procurarle un ambiente seguro e higiénico. Nunca debemos dejar a su alcance tijeras, cuchillos ni detergentes. Debemos desenchufar los artículos electrodomésticos (como el tostador), después de usarlos. Hay que girar hacia adentro todas las asas de las ollas o los mangos de las sartenes cuando cocinamos. Mientras planchamos, debemos prestar mucha atención al cable de la plancha. Le explicaremos el significado de la palabra “quema”, manteniendo su mano a cierta distancia de la hornalla para que pueda sentir su calor. Repetiremos el gesto con nuestra propia mano diciendo “quema” con un tono más alto a medida que nos acercamos al calor. Luego, apartaremos la mano dando muestras de dolor. El niño comprenderá.
Coordina los movimientos
El primer movimiento coordinado que el niño realiza consiste en sostener un objeto con la mano, mientras que con la otra lo golpea. Hasta este momento, siempre había empleado ambas manos para realizar esta misma acción. Sus juguetes ahora tienen ruedas o partes giratorias, aunque también puede ser útil un tambor con sus palitos o simplemente una caja con una cuchara de madera.
Es curioso y simpático
¡Cada día es más simpático! Los niños que tienen hermanos aprenden mucho de ellos, pero asimilan menos. Estos pequeños aprenden por imitación, no por sus propios descubrimientos. Como los adultos, también sus hermanos intentan explicarles el empleo “correcto” de un juguete, privando al pequeño del placer del análisis o del descubrimiento personal. En compensación, la compañía de los hermanos tiende a sustituir, en parte, la necesidad de la mamá.
Nuestro hijo toca todo. Por eso, debemos prestar atención a todos los objetos que tenemos en casa que puedan ser peligrosos. Es mejor tener durante algún tiempo una casa semivacía, pero segura.


  • 4º TRIMESTRE DE VIDA

El desarrollo del bebé de los diez a los doce meses

Tu hijo se arrastra gateando por toda la casa con una rapidez asombrosa. Se mete en la boca todo lo que esta al alcance de sus manos. Si es muy grande para poder “comérselo”, lo deja caer. Nuestra casa se transforma en un campo de batalla. Es casi imposible controlarlo para impedir que se haga daño. En estos momentos, es necesario que la casa ofrezca una seguridad total. Los armarios que están a su alcance deben estar bien cerrados. Los enchufes deben tener protectores. Cuantas más precauciones tomemos, mejor. Por eso, es imprescindible tener un botiquín con todo lo necesario: gasas estériles, algún antiséptico, vendas adhesivas (las hay suaves y elásticas, que no dejan pasar el agua y la suciedad así como con motivos infantiles), un producto calmante contra las quemaduras, crema contra las torceduras y contusiones, termómetro, algodón, pinzas, tijeras, etc. Nuestro hijo esta descubriendo la independencia. Cuando come, quiere hacerlo solo. Si desea una cosa, la señala repetidamente.
Si le damos una orden sencilla, obedece si quiere. No le gusta estar solo. Cuando no le hacen caso, protesta con firmeza. Sus manos son capaces de agarrar cosas. Sus dedos se han especializado de tal forma que pueden agarrar hasta una miga de pan. Es capaz de sostener dos objetos con una sola mano, lo cual hace a menudo cuando juega con bloques de plástico. Sabe “leer” a su manera un libro. Se pasa mucho tiempo estudiando sus ilustraciones. Sus palabras aún no son claras, pero su manera de comunicarse con los demás si lo es. Sabe expresar por medio de la mímica todo lo que quiere decir. Cuando no lo comprenden, lo hace con un llanto de disgusto. Este trimestre nos tiene preparadas algunas sorpresas desagradables: dolores de estómago, otitis, resfríos... Es posible, si tiene un hermanito, que incluso se presenten las enfermedades eruptivas como la rubéola o la varicela.
Mejora la habilidad manual y aumenta la capacidad para darse a entender, aunque sin palabras. Después, cerca del final de su primer año, el niño podría dar, incluso, sus primeros pasos.
Nuestro hijo es una persona emprendedora. Gatea con rapidez por toda la casa e intenta apoyarse en algo para pararse. Cerca de su primer año, se acercará tambaleándose hacia nosotros.
Este es un período de dolor de espalda, de paciencia, de mucha atención y de alegría. En este trimestre, nuestro hijo será capaz de dar algunos pasos, aunque muchas veces parezca que se tambalea para un costado.

Décimo mes
Ya distingue el tamaño de las cosas en relación con la distancia. Reconoce cuando le estamos preparando la papilla por los ruidos que proceden de la cocina. Sabe que vamos a salir, cuando ve que nos ponemos el suéter o que sacamos la campera del armario. Sus gorjeos se parecen mas a un autentico “discurso”.
Se consuela solo
Muchos niños se aferran a un pedazo de ropa, a un muñeco o a una colchita, porque les da un sentimiento de seguridad. Incluso, chupan estos objetos, ya que a través de ellos recuerdan a su mama. Es mucho mejor no reprimir esta conducta, el niño está solucionando por sí solo sus conflictos internos.

Décimo primer mes
Pasea entre los muebles de toda la casa. Si tenemos alfombras u objetos que no deseamos que se rompan, será mejor quitar- los durante algún tiempo. Apoyándose en una mano, probara levantarse del suelo, utilizando una silla como apoyo, También tendrá que hacer frente a sus primeras caídas. Será mejor no gritarle ni preocuparnos mas de lo necesario.
Hablémosle claro
Son pocos los bebés que hablan antes de cumplir un año, lo cual no es un signo especial de inteligencia. Ellos tienen un lenguaje propio. Algunas veces, resumen toda una palabra en una sola sílaba. En otros casos, emplean sonidos que permiten identificar el objeto en cuestión: “chu-chu” quiere decir “tren” y “guau-guau” significa “perro”. Lo que importa es que los adultos no empleen este lenguaje, sino que se dirijan a él empleando las palabras justas, con su pronunciación exacta, para que vaya aprendiendo a decirlas correctamente. El niño es más consciente de su propia identidad. Sabe cuales son sus dimensiones, que necesita o lo que más le gusta. También sabe con toda claridad lo que no le gusta y nos lo intenta decir. Su curiosidad es mayor. Le atraen mas los juegos de acción.


Décimo segundo mes
Se concentra mucho tiempo encendiendo o apagando la luz, o tocando un interruptor. Le gusta todo lo que se desplaza. Intenta agarrar un objeto que se encuentra fuera del alcance de su mano. Descubre distintas formas de hacer una misma cosa. Hacia fin de este mes, aumenta su sentido del humor. Disfruta cuando nos reímos por algo que hace, a tal punto que tiende a repetirlo en otras ocasiones.
Nunca debemos recurrir a los castigos físicos
Nuestro hijo ya distingue lo que esta bien de lo que esta mal. En su interior comienza a desarrollarse una rudimentaria forma de conciencia. Esto no significa que no siga mostrándose caprichoso. Somos nosotros quienes debemos tratar de no perder el control. Demasiados reproches lo pueden llevar a poner poca atención a todo lo que le decimos. Será mejor llamarle la atención sólo por cosas de importancia, como un comportamiento peligroso para su salud, o cuando agrede a otras personas. No debemos recurrir a los castigos físicos por insignificantes que sean. El chiquito los percibe como una agresión, como un rechazo a su persona. Nuestro tono de voz o una expresión seria son medios mucho más eficaces. Después de su primer año, el niño actúa con más conocimiento ya que está aprendiendo a pensar, además de a hablar, para poder comunicarnos lo que piensa.
Se independiza
El bebé ha llegado a una etapa fundamental. De un bebito dependiente y frágil se ha convertido en un individuo casi autónomo, con gustos propios, pero siempre con una desesperada necesidad de tener cerca a su mamá.

El bebe y sus cuidados

Acaba de nacer nuestro hijo. Lo vemos tan chiquito y frágil que nos terminamos preguntando si podremos hacer frente a todas sus exigencias y demandas para verlo crecer sano y feliz.
Si bien al principio puede parecer frustrante, para llevar una maternidad tranquila es muy importante llegar a conocer a nuestro bebé y la forma en que él se expresa. Así, nuestra tarea si bien parece poca, al principio creeremos que no tiene fin, en un ciclo que se podría definir en: comer, dormir, estar limpio y sentirse protegido.
Pero a no desesperar, todo es cuestión de organización. Por ejemplo si le das el pecho verás que es más fácil de lo que creías. Tu leche está siempre a la temperatura ideal y esterilizada y las tomas nocturnas puedes dárselas acostada.
Generalmente la primer preocupación de los padres apenas nace su hijo está dada por la alimentación: si se prende bien al pecho, si baja el calostro, si no agarra la teta, etc. Pero con la guía de la puericultora y el apetito de nuestro hijo, no tendrás problemas para alimentarlo correctamente.
Otros problemas frecuentes que encontrarás en los primeros días son los llantos desconsoladores. Al principio parecerá difícil, pero una vez que comienzas a entender su idioma te darás cuenta si se trata de un retorcijón por un gas, un eructo, si está sucio o simplemente tiene hambre. Siempre que lo necesites consulta a tu pediatra, quien te ayudará a tranquilizarte y encontrar una solución.

via: bebesenlaweb.com.ar