viernes, 25 de enero de 2008

Natacion para bebes .. adiestramiento o aprendizaje ??

Dos escuelas diferentes


Hoy muchos profesionales (médicos pediatras, terapeutas, maestros, etc.) recomiendan natación para bebés, estimulación acuática, matronatación, etc... Distintas maneras de nominar el acto de aprender a nadar siendo bebé.


En el momento de elegir en quién depositaremos nuestra confianza y qué institución nos acompañará y guiará en la educación de nuestros hijos en esas etapas tempranas del desarrollo, surgen dudas respecto a cuál sería el método adecuado, el profesional idóneo y la edad apropiada.


Existen dos grandes tendencias en el mundo con respecto a la "estimulación acuática para bebés y niños pequeños". Estas dos escuelas poseen diferencias bien marcadas y principalmente desde el concepto de hombre (sujeto), lo que desemboca en un posicionamiento distinto ante el alumno y en consecuencia los objetivos y las actividades son también diferentes.


Ambas proponen a la actividad como muy estimulante, y hablan de un vínculo que el medio acuático propicia entre padres e hijos. Ambas sostienen que sus beneficios son indiscutibles en relación al funcionamiento del sistema inmunológico, sistema cardiovascular, sistema respiratorio, etc. Pero a la hora de entrar al agua, las diferencias se evidencian.



Bebé adiestrado

Una de las escuelas que mayor difusión tiene posee una visión utilitaria de la actividad Es fácil de distinguir ya que propone un tiempo exacto para que tu bebé "aprenda a nadar": "En tres meses tu bebé será independiente", "en casos de accidentes podrá salvar la vida". Sostiene, detrás de frases ambiguas y fácilmente refutables, en donde la palabra amor aparece en forma sistemática, que el bebé "aprende" si es respetado, en un marco de seguridad, lo cual es seductor... Pero cuando entramos al agua nos encontramos con bebés y niños que son sostenidos por sus papás prácticamente toda la sesión en piscinas profundas y la vieja técnica del 1-2-3 abajo del agua, o listo... abajo del agua, o te soplo la carita y... abajo del agua. Simple repetición de estímulos que provocan una respuesta refleja (involuntaria) que debe ser recompensada e inevitablemente reforzada periódicamente para que no se pierda. Pero: ¿aprende? No. Si el bebé deja de concurrir por un tiempo a las sesiones, se olvida, borra de su memoria el dispositivo que lo preparaba para la inmersión.


El bebé queda aquí como objeto del juego que el instructor propone jugar a los padres, y así se lo pasan de mano en mano, en inmersiones cada vez más prolongadas. Lo importante es que el bebé vaya por debajo del agua cada vez más lejos a toda costa, incluso a costa tuya. El diálogo tónico-emocional (reacciones de defensa, aumento del tono muscular, etc) no es tenido en cuenta y al llanto del bebé se lo toma como algo natural que "pronto desaparecerá". Es decir que todas las posibilidades de comunicación que él tiene en estas primeras etapas, y que la madre sabe leer perfectamente, son desvalorizadas, no escuchadas, no leídas, relativizadas, por el instructor.



Educando al bebé

La otra escuela toma los conceptos de la educación psicomotriz, los traslada al medio acuático y sostiene que el bebé aprende si tiene la oportunidad de intercambiar, explorar, experimentar, jugar libremente en el agua, tal cual lo hace en tierra, con la seguridad emocional que los otros le brindan, en un espacio agradable confortable y estimulante, a partir del respeto de los propios tiempos, de sus necesidades de sus inquietudes, en un ambiente de características muy particulares.


Nos encontramos aquí con bebés y niños acompañados por sus padres y jugando cada uno según sus posibilidades evolutivas en piscinas poco profundas y espacios adaptados a ellos y con instructores-guías que ven en sus alumnos al niño, al bebé en plena etapa constitutiva de su persona, con deseos e iniciativas propias que deben ser tenidos en cuenta.


Para pensar...


Si nuestras primeras experiencias dejan una huella, una inscripción, que es la letra con que nuestra historia comienza a ser escrita, será distinta la historia de los pequeños que son manipulados por adultos, de acuerdo a una técnica específica, en una escena sin sentido (adiestramiento), a la de aquellos que en el marco de un aprendizaje significativo, experimentan, prueban, se toman su tiempo y se educan en el medio acuático.



Además...

El ambiente adecuado, básicamente desprovisto de todo peligro y riesgo requiere cuidados en la calidad y temperatura del agua, en la profundidad de la piscina, con material de estimulación y profesionales responsables y capacitados para proponer las actividades justas, en el momento adecuado, sostenidos por un equipo de trabajo interdisciplinario.


Lejos de los métodos tradicionales, de las técnicas mudas y heredadas que responden preguntas que no han tenido ocasión de ser formuladas, esta propuesta invita a la exploración, al juego y al disfrute en familia de un tiempo único compartido, el tiempo de la infancia. Con la certeza, de que los niños, si se encuentran en el ambiente adecuado, con la seguridad y la contención afectiva de papá y mamá y la guía de especialistas en la materia, son capaces de construir el camino propio que los conduzca al dominio de sí, de los objetos, del espacio y el tiempo, en un medio de características tan singulares y estimulantes como el acuático, siendo ellos mismos los arquitectos de su propio aprendizaje.



Colaboró en este artículo: Psic. Verónica Barbosa


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