viernes, 14 de diciembre de 2007

Anemia en el embarazo

Causas
Con el embarazo aparecen una serie de cambios en el metabolismo de la mujer que implican un aumento de las necesidades nutricionales para abastecer satisfactoriamente las demandas del nuevo ser que comienza a gestarse en su vientre.
El nuevo territorio sanguíneo provocado por la placenta ocasiona un aumento progresivo del volumen de sangre circulante a expensas del plasma. Este aumento comienza alrededor de la décima semana de gestación y se extiende hasta las 30 a 34 semanas, para posteriormente estabilizarse hasta el parto. Esto va a originar una dilución de la sangre en sus componentes, lo que conllevará a una elevación de los glóbulos rojos, pero igualmente no alcanzará a compensar el aumento del plasma. Para que dicha elevación se lleve a cabo es imprescindible que el organismo disponga de una cantidad adecuada de hierro para formar la hemoglobina, principal componente de los glóbulos rojos, encargada del transporte del oxígeno hacia los distintos órganos.
Con los alimentos normalmente se ingieren de 12 a 15 mg. por día de hierro, el cual es transformado en el estómago para finalmente absorberse a nivel intestinal sólo de 0,5 a 1,5 mg. En la mujer embarazada, dicha absorción se encuentra elevada, alcanzando cifras entre 1,5 y 2,6 mg. Cuando el estado nutricional de estas mujeres es saludable, sus depósitos de hierro son suficientes para satisfacer el aumento del volumen sanguíneo circulante. Pero en otras, es necesario la administración de suplementos de hierro y de ácido fólico ya que no cuentan con las cantidades suficientes para afrontar este nuevo estado.


Influencias en el embarazo
La repercusión sobre el embarazo va a depender del tipo y el grado de anemia. Un embarazo de alto riesgo es aquel en el cual las cantidades de hemoglobina y de glóbulos rojos se encuentran por debajo de los valores considerados como normales ya que favorecerán el desarrollo de un sufrimiento fetal al no proporcionarle los niveles de oxígeno adecuados para su normal desarrollo.
Es común que se observe un retardo en el crecimiento de los recién nacidos, así como también una mayor probabilidad de parto prematuro.
También se ha visto una mayor incidencia de preeclampsia y de infecciones urinarias y aumenta considerablemente el riesgo de padecer una infección luego del parto.
Las anemias severas influyen en forma desfavorable sobre las afecciones cardíacas y pulmonares que presentaba previamente la madre, lo cual a su vez repercute en forma negativa en la gestación.


¿Cómo prevenirla?
Las manifestaciones clínicas que pueden presentarse en caso de anemia son la pérdida del apetito, cansancio, mareos, zumbidos en los oídos, sensación de falta de aire, piel y mucosas pálidas, aumento de la frecuencia cardíaca, hinchazón de pies y manos, entre otras. Estos síntomas son muy importantes a tener en cuenta, ya que constituyen un signo de alarma ante
un posible cuadro de anemia para así alertar a su médico. El se encargará de establecer las causas de dichos síntomas y de esta manera prevenir futuras complicaciones, tanto para la madre como para el bebe.
La mayoría de los casos de anemia durante el embarazo se deben a deficiencias de hierro, la cual habitualmente responde a una alimentación inadecuada, hecho muy común en las adolescentes.
La administración de suplementos de hierro asociada a un complejo vitamínico durante la gestación es recomendable en la mayoría de las embarazadas. De esta forma se previene la disminución de los depósitos de hierro y se asegura una cantidad suficiente para la producción de una mayor cantidad de glóbulos rojos.
En algunos casos la administración de ácido fólico es recomendada, ya que se prevendría la aparición de otro tipo de anemia a causa de una disminución de dicho complemento.


0 comentarios: